Carmen empezó a coser desde muy pequeña y cuando llegó a Cehegín, se instaló en la calle de la Tercia donde montó su taller de costura. Tuvo mucha suerte con su negocio y nunca le faltó trabajo. Hizo desde trajes de carnaval hasta túnicas para la cofradía de los blancos. Después de su boda, Carmen dejó de trabajar en el taller para dedicarse a las tareas del hogar y coser para sus hijos y amigos.
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