Afrodita recuerda que los tres años de la guerra los pasó en la casa de su abuela en un pueblito pequeño y precioso de Logroño. Allí aprendió a leer, a coser, fue a la escuela, ayudaba a la maestra a dar clases con los alumnos mas pequeños y disfrutaba de la naturaleza. Hoy, Afrodita recuerda esos tres años donde fue feliz